Un grupo de donostiarras de pura cepa, a la cabeza de los cuales se encuentra don Joaquín Baroja, ha elevado un razonado escrito al Alcalde de nuestra Ciudad, pidiéndole favorezca la restauración de la fuente monumental adosada a la casa de los Mendizábal, en la plazuela de San Telmo, contigua a la calle del 31 de Agosto. Es cosa que puede hacerse con poco dinero y un poco de buena voluntad. Es de creer que tan simpática petición, acogida favorablemente por nuestro Alcalde, como todas las que se refieren a nuestro "txoko" donostiarra, se resuelva de conformidad con los deseos de los peticionarios. Aparte la restauración de la fuente en sí y de los poyos y gradas que la rodean, sería cosa de proporcionarle un adecuado fondo, procediéndose al revoco y pintura de la fachada de la casa de los Mendizábal a que está adosada o ,cuando menos, de la parte de aquella correspondiente a la fuente de referencia.
No obstante nuestras pesquisas para encontrar los antecedentes de la misma, seguimos ignorando todo cuanto a ella se refiere. No más que a título de inducción, nos atreveríamos a decir dos cosas relativas a dicho simpático monumento: Primero, que el estilo de su construcción parece datar de la época de Carlos III, y segundo, que esa fuente parece estar construida sobre uno de los cuatro o cinco pozos antiguos de San Sebastián, de la época en que aún no se había practicado ninguna traída de aguas del exterior de la Ciudad, de las cuales la de Morlans fue la primera.
Y puestos ya a restaurar fuentes, ¿por qué no hacer extensiva la petición a la adosada a la fachada de la iglesia de San Vicente, frente a la antigua calle de la Trinidad? La construyó Geney, es de estilo gótico, fue una de las primeras fuentes decorativas de San Sebastián, si no la primera, y au agua estaba reputada como la más fresca de la Ciudad.
Ahora bien: lo que tanto en una como en otra fuente, así como en la de más allá, esto es, la del león de la plazuela de Lasala, debe hacerse, es rehabilitarlas como tales fuentes, dotándolas de agua corriente. Porque las fuentes, si no fluentes, no son fuentes. Así lo determina, al menos, el Diccionario de la Lengua .
(B.I.M. núm.4.1959)
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